Entrevista a Miguel Ángel Jiménez, autor de «Gabriel, otro ángel caído»

Entrevistamos al autor granadino que reside en Alicante, Miguel Ángel Jiménez y hablamos sobre su novela «Gabriel, otro ángel caído»

-Empecemos por algo «sencillo»: ¿Quién es Miguel Jiménez?

Miguel Ángel Jiménez es un hombre sencillo, llano y curioso. Es bastante introvertido fuera de su círculo y muy extrovertido dentro. Una persona que defiende los derechos humanos por encima de todo y necesita dar voz al silencio. Alguien que se levanta una y otra vez ante las derrotas y siempre busca una sonrisa de quien está triste. Una persona que trata de ayudar en lo que puede, pero como no es perfecto, olvida a quienes le hacen daño y evita a las personas tóxicas. Que tiene días malos y días espléndidos. Alguien que siempre busca el aíre fresco de la montaña y el sonido del mar para relajarse. Alguien que, muy a su pesar, le cuesta decir que no y quiere quedar bien con todo el mundo. Una persona que ama a su familia y a sus amigos.

-De qué trata «Gabriel, otro ángel caído».

Gabriel es un niño rechazado por su padre y desprotegido por su madre. Un niño que busca refugio en la lectura y hace que la imaginación le salve de todos los varapalos que le da la vida. Es un niño que sufre el abuso de un adulto y tiene miedo a contarlo porque se siente culpable.Es una historia muy dura, pero muy emotiva. Donde Dickens, Isabel Allende y otros escritores se mezclan para conformar un maravilloso universo.

-Su novela toca un tema muy duro como es el del abuso, ¿Cómo se enfrentó a él en el papel?

La historia surgió con la noticia de abusos en la infancia. Investigué sobre el tema y sentí la necesidad de dar voz a ese silencio. Según los estudios el 30% de los hombres y el 25% de las mujeres han sufrido abusos en la infancia. Quise meterme en el alma del personaje, sentir y pensar como alguien al que le ha ocurrido. Desgranar todo el miedo, el dolor, pero también esa inocencia que hace que los niños sigan jugando a pesar de sufrir. Fue algo muy difícil y lloré en muchas escenas. Lo escribí en primera persona para que el lector sintiera lo mismo que Gabriel y profundicé tanto que en algún momento tuve ganas de abandonar.

-A lo largo de la novela vemos el progreso vital del protagonista, de esa infancia retraída y marcada por el abuso, hasta lograr superar el pasado, reencontrarse y perdonar. ¿Busca transmitir ese mensaje esperanzador?

La novela en sí es la vida de una persona y conecta con los lectores porque está construida con pedacitos de muchas almas. Muchas veces arrastramos las cadenas de los errores cometidos en el pasado y cuando nos enfrentamos a ese reflejo del espejo, nos preguntamos si hemos tomado las decisiones correctas. Creo que todos debemos aprender a perdonarnos, que no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos vivir el futuro con esperanza. Creo que esa es la reflexión de la novela. Ser uno mismo, sin condicionarnos por los demás, por esta sociedad que nos juzga en cada movimiento.

-Háblenos de las referencias literarias que tiene como autor.

Es evidente que el realismo mágico me ha influido: Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Borges, Cortazar… También me influyen los grandes maestros del romanticismo del siglo XIX: Dickens, Poe, Mary Shelley y otro muchos. Me encanta Lovecraft, Khaled Hosseini, Antonio Gala y por supuesto José Saramago. Siempre digo que los escritores nos basamos en nuestras vivencias, nuestras lecturas y las historias que escuchamos.

-Respecto a esto, la obra está imbuida del espíritu del realismo mágico, ¿lo buscó intencionadamente o surgió de manera espontánea?

Lo busqué de manera intencionada. Creo que el tema requería una manera muy particular de tratarlo y la imaginación de un niño daba pie para que todas las piezas encajaran. Cuando creé al personaje comencé a pensar como él, cómo la imaginación distorsionaría la realidad para sobrevivir. Creo que esa es la clave de esta novela. Pensar y actuar como un niño ante un hecho tan terrible.

-¿Cómo fue el proceso de creación de la obra? Tiempo invertido, rutina de escritura, etc.

Creo que el tiempo de investigación es el más importante. Es lo que más tiempo me costó. Necesitaba unir demasiadas cosas y que no quedaran disonantes. Lo primero que hice fue buscar noticias e investigar sobre los abusos, la amnesia o bloqueo mental por motivos traumáticos, el entorno donde se producen los abusos y ese silencio. Luego me adentré en la mitología sumeria y todas las diosas de la antigüedad, la influencia que tuvieron sobre los humanos. El personaje principal lo tuve claro desde el principio, pero tenía que engarzarlo todo. Como todo escritor me hice todas las preguntas posibles antes de sentarme frente a ese folio en blanco. El narrador, los personajes, la trama, el espacio. Ese famoso ¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Y si..?

La tarea de escribir es posiblemente la más fácil después de todos los planteamientos. Soy una persona que escribe muy rápido si tengo las ideas claras.

El tiempo invertido en total…unos seis o siete meses. Yo parto de la base que trabajo seis días a la semana como cocinero y que no puedo permitirme el lujo de quedarme en blanco. Así que en cuanto descansaba un rato para liberar la mente me ponía hasta que el agotamiento me impedía seguir escribiendo.

-Por último, ¿cuáles son sus futuros proyectos literarios?

Espero que haya muchos. De momento estoy terminando una novela, corrigiendo otra y una tercera que está a medias. Espero que alguna vea la luz para el año que viene.

«Gabriel, otro ángel caído» ya está disponible en formato papel en Amazon y en la web de la editorial .