Entrevista a Victoria Dacasa, autora de «La confianza. Voces del olvido».

Victoria Dacasa ha conseguido recuperar en su novela «La confianza», una parte de la historia de España que estaba sumida en el olvido. Con una prosa delicada, pero directa y contundente, la autora nos traslada a la Melilla de comienzos del siglo XX, para contarnos una historia de superación y coraje, con una fuerte reivindicación de la figura de la mujer como protagonista en la sombra de dicha época. Hemos tenido la oportunidad de charlar con ella para conocer mejor a la persona detrás de la escritora.

Antes de nada, ¿quién es Victoria Dacasa?

Nací en la colonia española de Nador, crecí y me eduqué en Barcelona en una familia de ambiente andaluz y asturiano. Soy docente de profesión y de vocación, durante más de 27 años, impartí clases de Literatura, Ética, Técnicas de Comunicación, y otras asignaturas que estimularon mi inquietud de seguir la vía de aprender aprendiendo, entre adolescentes y jóvenes. La responsabilidad que se depositó en mí como Jefe de estudios y Directora ayudó a descubrir otras facetas que permitieron reflotar los anhelos de dedicarme a escribir.

Un año sabático me hizo replantearme la necesidad de recuperar tiempo. Un espacio que me sirvió para poder dar cabida a mis inquietudes. Licenciada en Historia y geografía, con la especialidad de Historia contemporánea, pude, durante ese período de descanso, encauzar mis inquietudes por la investigación de ciertos temes históricos. El deseo de escribir fue espontáneo, quizás escondido tras una pantalla calvinista, donde el trabajo dignifica al ser humano.

Soy una amante de la pintura, arte en el que me gusta recrearme, donde el tiempo no corre, y el silencio se apodera de la mente. Lectora codiciosa de los libros bellos, vitales, históricos y filosóficos. Emilio Lledó es uno de mis filósofos favoritos, leyendo sus escritos, me digo “Qué fantástico encontrarlo en el camino, y saber que hay alguien con quien compartir inquietudes”.

¿Qué podrá encontrar el lector entre las páginas de «La confianza: Voces del olvido?

Una historia real. Una saga familiar. Una vida repleta de anécdotas y una necesidad de narrar lo que fue, lo que pudo ser. Lo que ocurrió me llevaron a dejar otros proyectos, y centrar mi atención en esta historia. Una narración que arranca desde la inquietud de narrar un lugar olvidado, que, sin embargo, representó y representa una historia cercana para el devenir de la historia de España. Una vida llena de anécdotas, verdades y luchas. El teatro ya había sido elegido, los personajes surgían de la mano de los acontecimientos históricos. La mujer, la protagonista del relato, será mi objetivo. En ella y con ella de la mano, las dos unidas, caminamos por los capítulos. La cultura de la época, los ambiciosos deseos de riqueza, la moral asfixiante, la maternidad deshonrosa, serán algunos de los enclaves sobre que se levantará el telón para representar la vida.

La novela contextualiza un escenario vivo y cercano que atrae al lector a sumergirse en una época pasada. Pretérita y próxima, capaz de atraparlo y emocionarlo. Marruecos, ese pequeño subarrendado espacio del pacto de Algeciras, el que acogerá la vida de aquellos españoles que quisieron alcanzar un espacio donde proyectar sus anhelos empresariales. Quizás, ese fue el sueño. Aunque el contexto histórico –antecesores de una España caduca y vetusta- les proyectaría un ambiente asfixiante, clasista y decimonónico. Una representación de un país que vivía a espaldas de las agresiones, de la miseria y del maltrato a sus habitantes.

¿Por qué Melilla como escenario? ¿Conocías la ciudad?

Es un lugar emblemático. El bastión que representó la sonada recuperación del colonialismo perdido.

Melilla es la protagonista de los anhelos de algunos españoles que buscaban las “americas” en un trocito del territorio español.  La ciudad es la inspiración que acompaña y ayuda a la escritora para ubicar y desarrollar la vida de soldadesca, de amores, de amenazas, de asaltos y desventuras. La Melilla olvidada, recupera su protagonismo estableciendo el puente necesario para ocupar ese trocito del subrogado Protectorado español.

Nunca he estado en Melilla. Pero, la reconozco en las fotografías de los álbumes familiares; de las narraciones de mis padres, de los mantecados de la pastelería, de su parque Hernández. De los paseos de las jóvenes casaderas, de su equipo de futbol (mi padre fue jugador del Melilla). Forma parte de los recuerdos que albergan en mi memoria creando la historia que significó a mis abuelos y a mis padres.

Hay un personaje central en tu obra, Isabel, la hija de Miguel y María. Háblanos un poco de ella.

Isabel es el personaje central. Es la fuerza, el coraje, el sufrimiento, las amenazas, la muerte, la decepción…

Es el pilar y el faro de la narración. Ella, contrariamente a la concepción de la mujer en la época, Isabel representa la autoridad moral, el valor, la compasión.

Una joven con sueños dulcificados por el amor de la familia y la seguridad de ser la elegida, la cercana al padre. Ella se situará al lado de Migue, -el padre- para organizar, dirigir y representar el negocio en la nueva ciudad, Melilla.

 Miguel, lo sabrá. Ella desafiará a los cánones establecidos, convirtiéndose en la abanderada del comercio. Lo que hoy llamamos “empoderamiento”. Isabel será protagonista de los desenlaces y confrontaciones dramáticas. Junto a ella caminaran una comunidad de adeptos que la siguen y se aclimatarán a sus decisiones. En muchas ocasiones unívocas.

Es la guardiana de la familia, la autoridad moral, el amparo de los suyos y de los desposeídos.

Cerrará los ojos de sus muertos; y continuará bajo una brisa lorquiana.

En ella, se verá algunos de los gestos de unas mujeres osadas que asumen sus decisiones y reivindican su lugar en el mundo

¿Qué es lo más complicado al construir una novela histórica?

La estructura. Combinar los episodios, con una conciencia clara de respeto a los hechos, y dotarlos de narrativa literaria y engrandecer el espacio que protagonizan los personajes, ha sido uno de los retos más gratificantes y motivadores de esta aventura.

Leer, recordar, situar, evocar, lenguaje literario gráfico, creíble,….

Cómo fue el proceso de documentación para el libro?

La memoria personal bien hilada y atesorada con cariño desde la infancia, alumbró los lugares donde había que ir a buscar una información más veraz. Entre varios documentos de la época, archivos, revistas, etc., se sumaron las investigaciones de Rosa Madariaga, con el sugerente título “Marruecos, ese gran desconocido”, fue el candil que alumbró mis lagunas. Me ayudó a adentrarme en su historia. Una narración que a pesar de que forma parte de la de España, siempre se ha mencionado como un simple episodio más. Sin embargo, lo cierto, es que fue fundamental y decisivo para la historia de finales del s. XIX, y el devenir del S. XX.  

La confianza: Voces del olvido, es un libro con un firme carácter reivindicativo de la figura de la mujer. ¿Crees que ahora, más que nunca, se necesita visibilizar a las mujeres en la literatura?

Siempre, hasta este momento, es y ha sido necesario reivindicarlo.

Como mujer no puedo obviar el sufrimiento, la injusticia, el temor y la ira que han y tienen que soportar y sufrir las mujeres. Otras, tenemos la suerte de haber nacido en la parte amable del mundo, y encima caer en una familia con una sensibilidad que nos han dado fuerza para seguir significándonos en la vida, sin que la respuesta obtenida haya hecho mella en nuestras vidas.

Sin embargo, el espacio no se reduce solo a nosotros. Mis alumnas, mi hija, sobrinas, etc., saben y me oyen a veces escuchan en la necesidad de ser autónomas, de vivir, con la cara alta y de frente con el brillo que da la brisa a nuestras vidas y la dignidad que nos alberga. Hay que seguir, hay que sentirse libre.

Quizás ahora es más sonoro porque los medios nos acercan en las distancias, y por ello se nos oye más. Es el triunfo de la unión de las mujeres, donde no hay fronteras.

Nosotras somos la vida, damos vida, cuidamos vida, creemos en la vida, y por ello la protegemos, nosotras debemos ayudar, junto con los buenos hombres, a construir un mundo de miradas horizontales, de palabras abiertas, de solidaridad y de complicidad.

Cómo escribe Victoria Dacasa? Cuáles son sus hábitos o rituales.

Una colaboradora mía, escritora también, Remei, dice que escribo a vuelapluma. En parte, hay momentos en que la inspiración gana terreno a lo previsto. Algo de razón tiene.

En mi mente se alimentan los deseos, las ideas, las figuras, las escenas, y abro el ordenador, de noche, por la tarde –cuando puedo- y empiezo a escribir, haciendo que ellos, los dedeos, sigan un camino sin fronteras… miro mis notas, me detengo. Pienso, miro por la ventana, y me dirijo, de nuevo al teclado.

Un buen café, un cigarro, consumido en un cenicero que espera que se le considere como tal, son los que acompañan mi espacio…

Hablemos sobre el futuro: ¿Qué nuevos proyectos se vislumbran en el horizonte?

En este momento, desde hace unos 6 meses, he comenzado varias narraciones, pero una está cogiendo mucha fuerza. Su personaje María, de nuevo una mujer, será el testimonio de una época de postguerra fuera de España. Una historia de desgarro social y familiar. Es un personaje pusilánime que irá creciendo con la fuerza que empuja el destino y la necesidad de proteger la vida.

La trama invitará un huésped, que se quedará en la historia, y que aportará escenas turbulentas donde los hombres dobles “espías” ayudarán a comprender el gran cambio que se produjo después de la Segunda guerra mundial.  El telón de fondo, la pertinaz y terrible resistencia de un gobierno durante 40 años. Evidenciar “el no-hacer” de las potencias europeas. Un sacrificio que costó muchas vidas para nuestro país.

A cambio, el comunismo no se extendió hacia el sur de Europa.

Churchill, deberá sentirse cómodo allá donde esté. Nos sacrificaron y petrificaron a un hombre en su trono.

Por último, nos gustaría que, en solo un par de frases, nos dijeras por qué los lectores deben leer «La confianza»

Evitar la amnesia, recuperar la memoria, abrir las voces silenciadas, lleva a la obra a ser testimonial.

La novela contextualiza un escenario vivo y cercano que atrae al lector a sumergirse en una época pasada. Pretérita y próxima, capaz de atraparlo. La narración de una España caduca y vetusta, asfixiante, clasista y decimonónico. Porque en él, vibra también la vida, las vivencias, los chascarrillos, la picaresca como reacción obligada para salir “un poquito” de la miseria.